El
conductismo es la ciencia del comportamiento entre la interacción del individuo
y su ambiente físico, biológico y social.
Una de las
primeras ideas de esta ciencia fue desarrollada por B. F. Skinner en el
cual se centró en las relaciones funcionales que establecen los organismos con
su ambiente en relación con la ley del efecto, es decir, en la manera como las
consecuencias de lo que hacemos regula la emisión de la conducta futura
(conducta operante).
Para el conductismo, el modelo de la mente se comporta
como una ``caja negra'' donde el conocimiento se percibe a través de la
conducta, como manifestación externa de los procesos mentales internos, aunque
éstos últimos se manifiestan desconocidos. Desde el punto de vista de la
aplicación de estas teorías en el diseño instruccional, fueron los trabajos
desarrollados por B. F Skinner para la búsqueda de medidas de efectividad en la
enseñanza el que primero lideró el movimiento de los objetivos conductistas [Skinner, 1958,Skinner, 1968,Tyler, 1975]. De esta forma, el aprendizaje
basado en este paradigma sugiere medir la efectividad en términos de
resultados, es decir, del comportamiento final, por lo que ésta está
condicionada por el estímulo inmediato ante un resultado del alumno, con objeto
de proporcionar una realimentación o refuerzo a cada una de las acciones del
mismo. Al mismo tiempo, se desarrollan modelos de diseño de la instrucción
basados en el conductismo a partir de la taxonomía formulada por [Bloom, 1956] y los trabajos posteriores de
[Gagné, 1985] y también de M. D. Merrill [Merrill, 1980,Merrill, 1987,Merrill, 1994].
Las críticas al conductismo están basadas en el hecho de que determinados
tipos de aprendizaje solo proporcionan una descripción cuantitativa de la
conducta y no permiten conocer el estado interno en el que se encuentra el
individuo ni los procesos mentales que podrían facilitar o mejorar el
aprendizaje.
Lo entrelazado que pudiera estar con la tecnología es que
dentro de la sociedad se ha creado más problemas que los que han solucionado,
nos referimos a aquellos padres permisivos que no ponen limite a una
determinada hora al Internet o un juego de moda. Eso implica que una tecnología
del comportamiento tenga que suponer nuevos problemas, ya que el niño puede
estar utilizando esta herramienta de forma errada o los padres por no tener
tiempo para compatir con ellos le compran juegos que no son educativos y por el
contrario de estos pueden los niños tornarse violentos.
Un conocido filósofo social ha dicho: “Solamente con un
cambio de conciencia se salvará el mundo. Cada uno debe empezar consigo mismo”.
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